En otros momentos hemos
compartido con Orlando Worrell, sus opiniones provistas de audacia intelectual y sed de conocimiento que
lo ha llevado pese a su invidencia a navegar en esta maestría de periodismo
digital con la brújula de esa sed
insaciable por el conocimiento y la superación académica.
Orlando ha hecho un aporte
significativo a la presente maestría: el de un periodista activo al que su
limitación física no le impide la
elaboración de opiniones y conceptos oportunos y muchas veces esclarecedores.
De aquí en adelante los conceptos
son todos de Orlando.
La preocupación de Ignacio
Ramonet es legítima, toda vez que con el
advenimiento de las redes sociales la información se pone al alcance de otros
sectores sociales a los que se le da la potestad de convertirse no solo en
receptores sino también en emisores de los hechos que circundan la realidad
social.
Pero si bien es legítima dicha
preocupación, también es infundada o mas aun pesimistas porque la sociedad no
puede prescindir de una clase profesional capaz de buscar, organizar,
jerarquizar y difundir la información e
incluso también organizar los canales de difusión de estas informaciones y de
los contenidos de las mismas.
Lo que esta sucediendo es que el
concepto se ha quedado estrecho a la función, explicamos esto de la siguiente
manera, el periodista se concebía como un intermediario entre la sociedad y los
medios de difusión, así fue durante más de 200 años en que los medios definían
a través de sus periodistas que era noticia y que no era noticia.
Con el advenimiento de la
revolución tecnológica, Ramonet razona que está en peligro el periodismo, pero
no es así, lo que está en peligro es la forma tradicional de ejercer el
periodismo y es que el periodista ya no es tal ahora más que nunca es un
comunicador social o comunicólogo si se quiere un ser capaz de organizar todos
los aspectos tanto, formales como funcionales y logísticos de esa actividad humana
llamada comunicación social.
Y ello es así porque a diferencia
de los usuarios de las redes sociales, el comunicador cuenta con una formación
no solo académica sino cultural, técnica y científica que hoy mas que nunca
debe validarse para ejercer profesionalmente su función comunicadora.
En otros aspectos, los medios
tradicionales deben de replantear su forma de hacer periodismo democratizando
los canales de información de modo que todo mundo tenga acceso a una
información veraz ya que lo que diferencia a la información de otras formas de
actividad humana es la veracidad y la credibilidad y es precisamente en el
comunicador profesional donde la sociedad deposita esta credibilidad, la que no
tienen las redes sociales por su debilidad a la penetración de datos falsos y
sin emisores visibles. El periodista, salvo que actué anónimamente, siempre
debe poner por delante su credibilidad para que su información sea tenida como
veraz cosa que no ocurre con las redes sociales, por ello el peridista nunca va
a desaparecer.
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