miércoles, 5 de junio de 2013


 
CRÓNICA
La esperanza: Entre los votos electorales
Por: Oscar Gómez Miranda
Cédula. 4-143-395
 
 
El olor penetrante del café circulaba en todos los rincones de la residencia repleta de familiares y amigos que habían viajado desde la capital; se escuchaba el ruido de los animales y el canto del gallo, que significaba que pronto las tinieblas de la noche desaparecerían.

 Dentro de la casa, pequeña pero acogedora, se escuchaban voces adultas que  decían “a levantarse”, ya es hora de preparar el desayuno. La masa de las hojaldres, había sido preparada desde la noche anterior, sábado 1 de junio, por las delicadas manos de Agustina, que viajó desde Panamá, para apoyar las labores gastronómicas.

De cabellera negra y con unos ojos, similares a una cascabel, que solamente con mirarlos parecen dar instrucciones e inspiran respeto, Agustina, Inició la “fritanga” de hojaldres, previamente se había encendido la estufa nissato, con cuatro quemadores.

 Gladys, su cuñada, también se unió a las labores culinarias, habían picado salchichas y encendieron un viejo fogón con leña de nance, en las afueras de la casa, para ahorrar gas, ya que las hojaldes las freían en la vieja estufa. 

Poco a poco llegaban los comensales atraídos por el olor irresistible de las hojaldres, salchichas guisadas y no podía faltar la aromática tasa de café.

 El desayuno comenzaba a servirse a mediados que se iban levantado de la cama los dormilones, que se habían trasnochado la noche antes, para dejar todo arreglado. 

Hubo un ínterin, el viejo acueducto que abastece a los residentes del corregimiento “Las Tetillas”, en el distrito de Calobre, no funciona desde hace aproximadamente seis meses.   El sol y el calor comenzaban a hacer mellas de todos, la única opción, bañarse en el río San Juan, a escasos 15 minutos en auto desde la casa.
 
A medida que avanzábamos por el camino de piedra, rumbo al río, acompañado de Agustina, aquella “trigueña”, encargada de la cocina y con ojos seductores, en el mitsubichi lancer, color verde, me traía recuerdos a mi memoria, mi infancia vivida en aquel pueblecito de Chiriquí, regimiento de Manchuila, con iguales problemas de calles y escasez de agua potable y muchos otros servicios básicos.
 
Por fin llegamos al río, con una extensión de unos 25 ó 30 metros de diámetro, con rasgos inequívocos que la noche anterior, producto de la lluvia, había aumentado su caudal.

 Unas aguas frescas, pero no claras, nos esperaban, cada uno con sus pantalones cortos previamente colocados. Cada uno por separado, se sumergió a las tranquilas aguas del río San Juan.  Parecía que el agua,  a pesar que eran pasadas las seis de la mañana, hubiesen pasado por la ducha de agua caliente.
 
Luego de varios minutos de empaparme en las frescas aguas, comenzó el regreso a la casa, había que terminar de hacer el desayuno.
 
Ya en la casa, Aníbal García, candidato a representante del corregimiento de Las Tetillas, en Calobre, se dirigía a las distintas comunidades a buscar a los votantes, para trasladarlos a la escuela del mismo nombre.

 Apúrense, hay que llevarles desayuno a los primeros que van a votar, fueron las palabras del precandidato, claro con un nerviosismo, reflejado en su rostro.
 
Comenzó el traslado de los platos, vasos, tanques para la escuela, había que estar allí. 
 
El proceso de votación arrancaba con toda normalidad, carros con banderas del PRD y con afiches de los candidatos blandeaban por la brisa fresca de la mañana, del domingo 2 de junio. 

No se preocupen, yo votaré por usted, eran algunas de las palabras de algunos votantes que se apersonaban al centro de votación.

 A la hora del almuerzo, la logística fue parecida, pollo, arroz y ensalada, fue llevada al sitio de votación, para darle la facilidad que consumieran una comida nutritiva y lo más importante, captar o mantener los adeptos.

 Cerrado el proceso de votación, a las cuatro de la tarde, el nerviosismo aumentaba, de parte de Aníbal, esposa, hijos y familiares. Cuando el encargado de realizar el conteo de las papeletas, el rostro de los Garcías, reflejaba preocupación.
 
No coincidía el conteo con los “que supuestamente le habían dado el voto. en cambio, el otro adversario, Pedro, era el que acaparaba los votos.  Finalmente, se conoció la triste realidad, el candidato, Aníbal García, había perdido; su principal colaborador y precandidato a diputado por el circuito 9-3, “Sancocho” González, había corrido la misma suerte.
 
Me traicionaron, fueron algunas de las expresiones que expresaba Aníbal García, quien malhumorado y con rostro de pocos amigos, mostraba la impotencia. Igual aptitud tomaron sus familiares, hermanos, hermanas, esposa, hijos y familiares, que se sentían como si el cielo le hubiese caído encima.

 Los encargados del conteo  ya finalizaban sus faenas, al diferencia era abismal entre García y el virtual ganador.  Solo apelaban a que el precandidato a diputado “Sancocho” González, hubiese tenido mejor suerte.
Luego de conocer los resultados extraoficiales la comitiva se replegó a la residencia de Lavinia Rodríguez, madre de García, solo a la espera de un milagro, petición que no fue concedida.

 Las hermanas del derrotado, la experta en el arte culinario, Agustina, Zuly, familiares, la hermosa e inquieta Marion, comenzaban a arreglar maleta para viajar a la, capital, el día siguiente, lunes 3 de junio, había que cumplir con las jornadas laborales y académicas
 
Todo una logística el regreso, pasadas, las 9 de la noche, con el agotamiento reflejado en los rostros, paradas para descansar en el largo trayecto se hicieron hasta que felizmente llegaron a la ciudad capital, sin contratiempos, a primeras horas de la madrugada, solamente con el amargo pasaje sufrido.

 Amaneció el lunes y cada uno de ellas, Agustina y Zuly, le hacían frente a la realidad cotidiana del metrobus, largas filas, tranques y un abundante parque automovilístico existente en la ciudad.
 
El derrotado, ya con cabeza y mente fría, comienza analizar los errores cometidos, y a trabajar con más tiempo a su favor, para ver si logra el objetivo en el 2019.








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